Oh! Liceo, confiados acudimos a buscar en tus aulas las verdad, la semilla de luz que recibimos en canciones de amor florecerá.
Tú nos das el vigor que necesitan nuestras almas deseosas de triunfar y de anhelos pletóricos se agitan al calor de tu antorcha tutelar.
Tu ancha puerta que todas las mañanas se abre cual el capullo de una flor, nos invita al sonar de la campana al empezar la benéfica labor.
Venturosos nosotros que podemos abrevar en tu santo manantial, al señor nuestras gracias elevemos por brindarnos tu pan espiritual
Y mañana ya lejos de tu alero, cuando el mundo debamos recorrer será siempre, Oh! Liceo, tu recuerdo que nos guíe con fe para vencer.
Oh! Liceo, confiados acudimos a buscar en tus aulas las verdad, la semilla de luz que recibimos en canciones de amor florecerá.
Educar es lo mismo que poner un motor a una barca, hay que medir, pensar, equilibrar, y poner todo en marcha. Pero para eso, uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo de esperanza Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.